Documento leído por la compañera de H.I.J.O.S. Alto Valle, Paola Panizza
Documento leído por la compañera de H.I.J.O.S. Alto Valle, Paola Panizza, en el acto escolar en donde tocaba la Banda de Música del Ejército, y por la cual se retiró de la escuela dicha Banda Militar.
Esto no es fácil para mí, ni cómodo. Es digno y la vida no tiene sentido sin dignidad, sin buscar justicia y libertad.
En las Américas, la cultura real es hija de varias madres, pero es hemos sido amaestrados para no vernos.
Desde los tiempos de la CONQUISTA y la esclavitud, a los indios y a los negros les han robado los brazos y las tierras, la fuerza del trabajo y la riqueza; y también la palabra y la memoria.
La conformación del Estado Nacional pretendió instalar la idea de una comunidad única y homogénea, proclamando una sola identidad.
La fiebre de "ocupar, poseer, sin poblar" a la que aludía Sarmiento, tenía un concreto significado de clase: reducir al indio y al gaucho a la condición de productores de riquezas para beneficio de la oligarquía terrateniente.
Para esto fue necesario reclutar al gaucho y enfrentarlo a, como bien lo dice "Martín Fierro", sus "hermanos de harapos", a sus "hermanos indios".
La invasión militar e ideológica intentó hacer desaparecer la cultura de los "Pueblos Originarios".
El mismo Gral. Roca decía "con los indios no se debe andar con vueltas", "debe procederse como hacen los europeos cuando cazan jabalíes, es preciso, decía, no tenerles lástima".
La historia del ejército argentino es la historia del GENOCIDIO contra el pueblo, aún antes de que éste se haya constituido como Nación: la aniquilación de la población indígena durante la colonia; de los negros durante las guerras de la Independencia, las masacres de obreros en la Semana Trágica en 1919, los fusilamientos de 1500 trabajadores rurales, a cargo del Teniente del ejército Varela en la Patagonia Rebelde.
Y en nuestra historia reciente... porque no hay problema mayor en la sociedad argentina que la respuesta a la pregunta ¿Dónde están los desaparecidos?. Ni cobardía ni complicidad más humillante que buscar excusas...
O proponer que el olvido tape la memoria, y reclamar en nombre de la "Unidad Nacional" la reconciliación entre víctimas y victimarios, como algunos desfachatados se atreven a sostener.
La impunidad es hija de la mala memoria.
La cuestión del genocidio dividió a la sociedad en dos bloques nítidos: por un lado quienes reclamamos Justicia; enfrente, los represores y quienes, concientemente o no, sirven a su prepotencia.
¿La historia se repite? ¿O se repite sólo como penitencia de quienes son incapaces de escucharla? A cargo de este ejército, que hoy está presente con su banda de música, estuvo uno de los 365 Centros Clandestinos de Detención, allí torturaron y asesinaron a más de 30 vecinos, estudiantes y trabajadores del Alto Valle.
Según el mismo oficial Julio César Torres, este lugar se denominó "La Escuelita", "porque allí les enseñaban a hablar".
Para ellos es "Secreto Militar", para nosotros es impunidad y encubrimiento, como en el caso del asesinato del conscripto Omar Carrasco.
Como dice Eduardo Galeano: "Para nosotros no hay historia MUDA... Por mucho que la quemen, por mucho que la rompan, por mucho que la mientan, la historia humana se niega a callarse la boca".