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Argentina: La lucha continúa

31 de octubre del 2003

¡Cuidado con los embajadores de Estados Unidos!

Miguel Ángel Ferrari
Desde la Gente
La reciente experiencia de Bolivia, donde su pueblo -con un enorme grado de valentía- logró derribar a Gonzalo Sánchez de Lozada, abriendo una etapa difícil pero de grandes posibilidades, demostró una vez más el papel intervencionista de las embajadas de los Estados Unidos en América latina.

En este caso se trató, no sólo del respaldo a un gobierno que no dudó en apelar a la violencia extrema para reprimir a su pueblo, sino de una clara instigación al terror del Estado para defender un statu quo favorable a los intereses de su gobierno. La embajada de Washington en La Paz azuzó al ex presidente y a los mandos militares para que repriman abiertamente, al tiempo que realizó las gestiones pertinentes para que ingrese al país, el armamento necesario para continuar con el salvajismo presidencial. Sólo se detuvieron ante la evidencia de que una mayor represión profundizaría el proceso y las consecuencias para los intereses estadounidenses serían mayores.

Así como en Bolivia el papel de la representación diplomática de Washignton fue el de respaldar (o mejor dicho conducir) la estrategia de un gobierno corrupto, hambreador y represor. En otros países, como en el caso de Venezuela, su rol es de desestabilizar a los gobiernos que representan los intereses de la mayoría de su pueblo, especialmente de los sectores más postergados de la sociedad. La participación, desprolijamente encubierta, en el golpe de Estado contra el presidente Hugo Chávez, en abril del año pasado, es una cabal muestra de la actitud intervencionista a la que hacemos referencia.

Para los argentinos este no es un tema solamente de política internacional. Históricamente hemos padecido la intromisión de los diplomáticos norteamericanos en los asuntos internos de nuestro país. Uno de los momentos paradigmáticos fue, quizás, el de la presencia en nuestro país del embajador Spruille Braden en los años 40, que diera lugar a aquella consigna de "Braden o Perón". Esa experiencia fue la más desembozada, pero para nada la única. En algunos casos con más recato, los embajadores de los Estados Unidos en la Argentina, tuvieron una participación decisiva durante todas y cada una de las dictaduras militares que padecimos. Para no hablar de su incidencia durante los gobiernos surgidos de elecciones.

Hubo embajadores con diversas modalidades, incluso uno de ellos hasta hacía pública su simpatía por el club San Lorenzo de Almagro, pero todos cumplieron a pie juntillas - como es lógico- las indicaciones del Departamento de Estado de su país.

El actual embajador, Lino Gutiérrez, cuyo plácet le fue concedido por el ex canciller Carlos Ruckauf, durante el interinato de Eduardo Duhalde, es un embajador distinto a todos los demás. Las tareas desempeñadas por el actual diplomático estuvieron mucho más vinculadas a la guerra sucia, que a las buenas relaciones entre los Estados.

Lino Gutiérrez -quien se acreditó oficialmente ante el gobierno argentino el pirmer día de este mes-, nació en La Habana, en 1951 y estudió en las universidades de Miami y Alabama, donde obtuvo su diploma en Ciencias Políticas. Se desempeñó como integrante del cuerpo diplomático de su país en diversos destinos. Uno de ellos fue el de Grenada, en 1983. "Casualmente" durante los días en que el gobierno de los Estados Unidos, en connivencia con jefes militares del país caribeño, asesinaron al primer ministro Maurice Bishop, a su esposa, a varios ministros, a algunos dirigentes sindicales y a militantes populares. El primer ministro Bishop ya estaba en la mira de Washington a causa de su política progresista e independiente y su amistad con la República de Cuba. Pocos días después de estos asesinatos, el 25 de octubre, cinco mil marines y boinas verdes estadounidenses desembarcaron en la pequeña isla del Caribe, provocando decenas de muertes de civiles e instaurando un nuevo gobierno afín al imperio. El actual embajador estadounidense en la Argentina, estaba allí para garantizar que la "democracia" había sido restaurada gracias a la "intervención humanitaria" norteamericana.

El actual embajador estadounidense en la Argentina, íntimamente vinculado a la Fundación Nacional Cubano Americana, con sede en Miami, liderada hasta su muerte por el mafioso Jorge Más Canosa, continuó realizando sus trabajos. En los años de la guerra sucia contra la revolución sandinista fue jefe de la oficina de asuntos relacionados con Nicaragua, dependiente del Departamento de estado de los Estados Unidos. Allí actuó junto a su compatriota Otto Reich, el actual funcionario más importante de Washington para América latina y -en su momento- encubridor de los terroristas que detonaron un artefacto en un avión comercial de Cubana de Aviación en 1976, que explotó sobre el espacio aéreo de Barbados, causando la muerte de 73 personas.

También, el actual embajador estadounidense en la Argentina, en esa dependencia dedicada a Nicaragua, compartió sus tareas con el coronel Oliver North, el oficial que encabezó las acciones de lo que se conoció después como el affaire "Irán- contras", que -como se recordará- consistió en el tráfico de drogas desde Centroamérica hacia los Estados Unidos, para luego -con el dinero resultante de este ilícito- comprar armas, algunas de ellas a Irán (de allí la denominación dada al affaire) para ser entregadas a los mercenarios que operaban en Nicaragua. Recordemos que estas operaciones fueron realizadas como respuesta clandestina de la CIA, ante la oposición del Congreso de los Estados Unidos a una ayuda militar oficial hacia la llamada contra nicaragüense.

Entre los años 1996 y 1999, se desempeñó como embajador en Nicaragua. Ya no estaban los sandinistas que ayudó a derrotar. En 2001, no obstante haber dejado su cargo diplomático en el país centroamericano, tuvo una activa participación en la política interna, en pleno proceso electoral, repartiendo amenazas de todo tipo para evitar que el Frente Sandinista de Liberación Nacional llegara a la presidencia.

Otras de las actividades predilectas del señor Lino Gutiérrez, consiste en atacar de todos los modos posibles a la República de Cuba y practicar el cinismo en las relaciones entre su país y la República Bolivariana de Venezuela, especialmente cuando revistaba como subsecretario de relaciones hemisféricas.

Este es un relato breve de los antecedentes del actual embajador estadounidense en la Argentina. Convendrá estar alertas, porque nada indica que haya olvidado su inclinación por los trabajos sucios que le suele encomendar su gobierno.

Nota emitida en el programa radial "Desde la Gente", de LT8 Radio Rosario, República Argentina, el martes 21/10/03. Publicada en el sitio www.hipotesisrosario.com.ar