El 11 de Octubre 
  participé de un encuentro de comunidades mapuches, un Machitun. Donde 
  había peñis que habían viajado mucho, a través de 
  montañas, ríos, caminos sinuosos y ciudades como puntos de trasbordo. 
  Llegaban en colectivos, camionetas y a dedo. Otros, los mas próximos, 
  a pie por senderos de montaña que se miden en horas de caminata. Hombres, 
  mujeres, niños, ancianos y jóvenes que nos juntamos para celebrar 
  la vida y agradecer; conectarnos con nuestras raíces, recuperando costumbres 
  como el palin que es un juego parecido al jockey. Compartiendo la comida, que 
  no es un simple acto de alimentación. La comida es un momento especial 
  donde se comparte lo que con tanto esfuerzo se consiguió y preparo.
  La situación del pueblo Mapuche es mas dura de lo que creía, el 
  estado chileno los persigue y reprime cuando se niegan a ser expulsados de las 
  tierras, que habitan desde antes que el blanco llegara a América, para 
  beneficio de empresas forestales principalmente y también particulares; 
  valiéndose de medios legales e ilegales.
  Cárcel, tortura, humillación y una justicia conformada 
  en la dictadura de Pinochet; todo para asesinar una cultura que vive en equilibrio 
  armónico con la tierra de la cual no son dueños sino que solo 
  cuidan un pedacito de ella hasta que mueren.
  La protesta en que me detuvieron fue por la libertad de los presos políticos 
  Mapuches. La causa fue caratulada de desorden en la vía publica; 
  aunque en las comisarías me decían que me iban a aplicar la ley 
  antiterrorista y que me juzgaría un tribunal militar, como se le hace 
  a todos los mapuches. En todos los interrogatorios que me hicieron, uniformados 
  y de civil de las distintas fuerzas de seguridad, me exigían 
  que identificara a personas y casas llegando a mostrarme fotos de marchas y 
  de la vida cotidiana. Al no identificar a nadie ni nada, me amenazaban con hacerme 
  a hablar a palos.
  Pero la solidaridad que no se hizo esperar detuvieron los golpes y a la ley 
  antiterrorista. Ahora estoy en Solano junto a mis compañeros.
  
  Roberto 
Desde el MTD de Solano nos complacemos al encontrarnos con tantos compañeros 
  en todos lados del mundo en esta lucha por la libertad y la justicia. Agradecemos 
  a todos aquellos que se han solidarizado con la situación que vivió 
  Roberto. 
  Creemos que lo que pasó no es una casualidad ni un hecho aislado. Es 
  parte de la realidad que viven los mapuches día a día, que están 
  siendo permanentemente sometidos al acoso militar, así como todo tipo 
  de lucha que cuestione el orden establecido. Una vez mas se confirma el valor 
  de permanecer unidos como organizaciones en lucha.
  Nos solidarizamos y hermanamos con el pueblo mapuche.E invitamos a todos a permanecer 
  alerta por la defensa y apoyo a las comunidades de los pueblos originarios en 
  lucha. ( )
M.T.D. Solano
 TRABAJO  DIGNIDAD  CAMBIO SOCIAL
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