27 de octubre del 2003
En el informe final de la comisión de Diputados sobre la fuga de capitales se prueba que en marzo de 2001 huyeron del sistema los inversores más poderosos.
Los bancos actuaron de autopistas para la fuga de capitales en Argentina
Claudio Scaletta
Página 12
Esta semana la comisión especial de la Cámara de Diputados
que investigó la salida de divisas durante los meses previos al corralito
de diciembre de 2001 daría a conocer oficialmente su retrasado informe
final. Se trata de la primera vez en que se investigan los actores concretos
de un proceso que en la economía argentina fue y es concomitante con
el aumento del endeudamiento público, ya no sólo externo. Y si
bien el grueso de las conclusiones que contiene el trabajo ya tuvieron trascendencia
periodística, de él surgen dos aspectos clave que aún no
han sido suficientemente considerados. El primero es que el pico principal de
salida de recursos se produjo en marzo de 2001 y no entre septiembre y noviembre,
cuando sí se registró un significativo aumento en el número
de las pequeñas y medianas operaciones. El segundo, que trasciende al
informe, y que resulta de la comparación con el Balance de Pagos de 2002,
es que en este último año la fuga de divisas, cuando ya había
que sacar un promedio de 3 pesos por lo que antes se pagaba 1 y existían
más restricciones, fue similar a la de 2001, con picos altísimos
en el primer semestre y un cierto freno en el segundo.
Según el informe que se conocerá formalmente en los próximos
días, la comisión de Diputados consiguió monitorear transferencias
de divisas al exterior realizadas a través del sistema financiero durante
el 2001 por 29.913 millones de dólares, de los cuales 26.128 fueron girados
por empresas y 3785 millones por particulares. Esta muestra representaría,
en la comparación con los datos emergentes del Balance de Pagos de 2001,
el 64,5% del total de divisas que salieron del país. Sin embargo no debe
confundirse la simple salida de capitales con "fuga".
Para precisar esta diferencia, la investigación excluyó las transferencias
vinculadas al comercio exterior y se concentró en las salidas del sector
privado no financiero. De esta manera, si a la salida bruta de divisas del 2001,
que fue de 65.506 millones de dólares, se le restan las importaciones
de bienes, que fueron de 19.159 millones, resta, según el informe, una
"fuga" de 46.347 millones. La metodología resulta controvertida,
ya que significa considerar como fuga a elementos propios de la cuenta corriente,
como turismo, fletes, pago de intereses y remisión de utilidades.
En rigor, existe consenso entre los economistas en que el término fuga
se reserva a la formación de activos de residentes en el exterior, los
que no siempre resultan fáciles de medir debido a que en parte pueden
salir en forma encubierta. Un indicativo de la fuga se encuentra en uno de los
subrubros de la Cuenta Capital y Financiera del Balance de Pagos, en "Sector
Privado no financiero", al que conviene agregar también el resultado
de la cuenta "errores y omisiones", ya que aquí, por ejemplo,
figuran parte de los dólares que salen en forma irregular (ya que saldo
de cuenta corriente más saldo de cuenta capital y financiera es igual
a variación de reservas internacionales más errores y omisiones).
Bajo esta redefinición conceptual, la fuga propiamente dicha de 2001
rondaría los 16.000 millones de dólares, y la de 2002 estaría
cerca de los 15.000 millones, de los que alrededor de dos tercios partieron
en el primer semestre de dicho año.
Por supuesto que esta consideración no incluye las "suspicacias",
esto es, la salida de recursos encubiertas en otros rubros del balance, como
puede ser el pago de deudas o la remisión de utilidades, a lo que debe
agregarse también que la cuenta formación de activos en el exterior
es rica en "estimaciones". En cualquier caso, desde el punto de vista
político, una comisión legislativa que investigue la fuga de divisas
no debería detener su actividad en 2001, pues a pesar de que los últimos
trimestres muestran una reducción, el proceso está lejos de haberse
detenido.
Con prescindencia de las controversias conceptuales, la riqueza del informe
de la comisión reside en mostrar por primera vez la naturaleza de la
salida de divisas en la economía local. Específicamente cómo
el sector privado no financiero "es el agente más dinámico
de la fuga", mientras que los bancos operan "como autopista que vehiculiza
la salida", a la vez que el sector público actúa como "garante
del proceso, mediante la disponibilidad de reservas y la ausencia de medidas"
que restrinjan el drenaje.
Del informe también surge un dato esencial: el momento concreto de 2001
en que el poder económico local "percibe" que a la convertibilidad
finalmente le llegó su hora. Existe una creencia extendida que considera
que la crisis sistémica se desencadenó a partir de la corrida
bancaria que comienza a ser evidente, según los propios informes de los
bancos internacionales, en torno al mes de agosto. Y que la salida de capitales
fue la contrapartida de la corrida.
Sin embargo, de la información recabada por la comisión surge
que los momentos de mayor salida de recursos se producen entre enero y marzo,
cuando salen recursos del país a un ritmo de 250 millones de dólares
diarios. En las fechas pico del 26 al 28 de febrero y del 14 al 16 de marzo,
por ejemplo, salen 982 y 809 millones, respectivamente, niveles que ya no volverían
a repetirse a excepción del 30 de noviembre, cuando se registraron salidas
por 333 millones, aunque a un promedio mensual de 140. Otro pico menor se registró
entre el 12 y 13 de julio, cuando salen 545 millones luego de que, fracasado
el ruinoso megacanje, se lanzara la política de déficit cero.
No obstante, los 250 millones diarios que salían entre febrero y marzo
ya se habían reducido a 110, promedio que sólo sería superado
en noviembre.
Esto significa que el poder económico, personas y grandes empresas, puso
a buen recaudo sus recursos con bastante antelación a los sectores medios
y medios altos. Además, las salidas más fuertes de principios
de año se destinaron principalmente a mercados "seguros" como
Estados Unidos y Europa, mientras que la plaza favorita de los sectores medios
que salieron sobre el filo de la navaja fue Uruguay.