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Argentina: La lucha continúa

LA DEFENSA NACIONAL EN LA AGENDA DEMOCRATICA


CEMIDA

En presentaciones anteriores hicimos conocer nuestra opinión sobre el punto de partida establecido por el Ministerio de Defensa para elaborar la tarea que el Presidente de la República ordenó por medio del Decreto Nº 545, en procura de una nueva orientación para las previsiones de la Defensa Nacional.

Queremos agregar ahora nuevos aportes que sirvan como un elemento de juicio más para el equipo constituído para tratar la tarea de referencia.
Recordemos que durante el conflicto E/O los EE UU establecieron una estrategia para enfrentar a la URSS: frenar su progreso y evitar la expansión de su ideología.
Para ello optó por la DISUASION como curso de acción principal, ya que la posibilidad de una represalia nuclear hacía casi imposible el desarrollo de un conflicto armado generalizado.
En el ámbito americano la estrategia impuesta fue la de emplear a las Fuerzas Armadas de la región, no necesarias para la acción principal, en el combate contra el llamado “enemigo interno”, constituído por lo que se denominó “Movimiento Comunista Internacional ” que agrupaba todo aquello que alentara la menor solidaridad social. Ello dio origen a la nefasta Doctrina de la Seguridad Nacional de cuyos aterradores efectos todos fuimos testigos.

Con la caída del Muro de Berlín y la desaparición de la URSS, la estrategia norteamericana deambuló en busca de un destino nuevo, el que encontró y consolidó luego de los sucesos del 11/09/2001. Ella consistió en establecer, de cualquier manera, la primacía de los EE UU sobre el universo. Ya no se tolerará, en ningún ámbito, un desafío a su poder omnímodo. Se impuso así la estrategia de la GUERRA PREVENTIVA. La gran potencia resolvió utilizar su poder militar completo, incluyendo las armas de destrucción masiva, contra todo aquél que produjera un desafío o que EE UU considerara una amenaza.
Ya no regirán las normas internacionales tan costosamente logradas a través de los tiempos. Ya no interesan las condiciones de legalidad y moralidad que regularon las relaciones entre las naciones y que constituyeron un freno para el empleo indiscriminado de las fuerzas castrenses.
El sistema de alianzas empleado en la “Guerra Fría” fue reemplazado por alianzas de oportunidad con cualquiera que se sometiera dócilmente a las nuevas condiciones en las que sólo el gobierno norteamericano fija las reglas.

Para la región se avecina una adecuación de lo ya establecido en las REUNIONES DE MINISTROS DE DEFENSA DE LAS AMERICAS. El próximo 27 y 28 de octubre se llevará a cabo en MÉXICO una Reunión Especial de Seguridad Continental de dónde surgirá la nueva doctrina. Pero algunos aspectos ya han sido adelantados durante las anteriores Reuniones de los Ministros de Defensa y ellos son los que el Ministerio de Defensa ha recogido en su orientación al equipo de trabajo constituído.
En primer lugar el reconocimiento de la existencia de enemigos comunes para todos: el terrorismo internacional; el narcotráfico y el tráfico ilegal y la posesión de armas de destrucción masiva. Estas amenazas operan en lo que llaman ”espacios vacíos” en los que los estados por diversas razones, han perdido, según Washington, la capacidad de control.

Conviene aquí un somero análisis sobre la principal de esas “amenazas” o sea el enemigo que las naciones americanas en general y la Argentina en particular, deberían enfrentar con sus sistemas de Defensa Nacional, ya sea en forma aislada pero preferentemente coligados: el terrorismo internacional. Recordemos el lema de las Reuniones de los Ministros de Defensa Americanos: “A los sistemas de cooperación les ha llegado su hora” .
La pregunta es si verdaderamente existe el terrorismo como principal oponente o si sólo hay modalidades de acciones terroristas. Como dijo un conocido filósofo recientemente: “Reconocer al terrorismo como el gran enemigo es un equívoco, implica una Guerra de los Cien Años perpetuada por la imposibilidad de un armisticio o capitulación, donde el Imperio, calzándose guantes de box para enfrentar una nube de moscas, usará sus fuerzas contra todos y contra nadie. El terrorismo internacional no es un sujeto y menos aún un proyecto de sociedad. Hubo un Manifiesto Comunista y una Doctrina Fascista pero no existe ni un estado, partido, doctrina o manifiesto terrorista. Aún cuando creer en un vasto complot nos tranquilice más que un vasto desorden, el exorcismo mágico religioso de actos insoportables mediante un comodín difuso nos condena a una cruzada parecida al juego del Gran Bonete. La vitalidad de los imperios exige guerras periódicas, pero confundir brujería y estrategia no conducirá a nada bueno. El hombre libre no es antinorteamericano sino antiimperial y observa preocupado como EE UU revive los tiempos de los colonizadores imbuídos de la superioridad de su misión libertadora, descontando como resarcirse en la Bestia .¿O será que éste ha sido su objetivo primario?”.

Luego se apunta a otro elemento básico de la nueva doctrina en gestación: ya no deben existir diferencias, en cada uno de los países involucrados, en la organización de los sistemas de defensa y en la forma de enfrentar estas amenazas, entre la forma de organizar y equipar las Fuerzas Armadas y las de Seguridad ya sea para combatir a un enemigo externo cuanto a un enemigo interno. Todas las previsiones de la Defensa Nacional así unificadas, deberán estar entrecruzadas y todas las fuerzas disponibles, tanto militares cuanto de seguridad, deberán tener la aptitud de poder operar en ambas situaciones en forma individual o en forma conjunta, bajo un mando unificado.

Volvemos a reeditar la discusión de los años 80, cuando muy trabajosamente la Argentina logró deslindar ambas situaciones creando dos ámbitos perfectamente delineados: Fuerzas Armadas para enfrentar eventuales agresiones de un enemigo exterior y Fuerzas de Seguridad para las misiones policiales de la seguridad interior del territorio. Cada actividad con su ley particular y una organización, despliegue, armamento y dependencia diferenciada, para evitar las tremendas desviaciones que llevaron a que nuestras Fuerzas Armadas se emplearan en la represión interior, terminando con todo atisbo de democracia, involucrándose en un denigrante Terrorismo de Estado y buscando enemigos en donde sólo se escuchaban reclamos sociales. Insistir en lo que Washington trata de imponer será un nuevo paso hacia el retorno a la represión interior y hacia la Doctrina de la Seguridad Nacional, que tanto dañó a civiles y militares y que no pocos militares y civiles añoran y quisieran reestablecer para encontrar una forma de reivindicar su pasado deleznable. No olvidemos lo que el Presidente dijo en su Decreto Nº 545: crear un nuevo Sistema de Defensa que evite todo retorno a la maldita Doctrina de la Seguridad Nacional. Más aún, en la última Asamblea de la ONU, recientemente desarrollada en Nueva York, el Presidente dijo con justeza que es necesario combatir al delito de terrorismo teniendo en cuenta que este terrorismo es siempre la consecuencia de la miseria y de la desigualdad social.

La Comisión que debe proponer el nuevo Sistema de Defensa en la Agenda Democrática, debería considerar que nuestros principales enemigos son la falta de desarrollo económico y una injusta distribución de la riqueza, lo que genera debilidad de las instituciones, la falta del imperio de las leyes y la ausencia de legitimidad política. Pareciera también que se intenta hacer olvidar al equipo planificador la existencia de las verdaderas amenazas que nuestro país podría afrontar en los próximos tiempos, que se relacionan con la codicia con que, algunos sectores del poder mundial, observan nuestros vacíos territoriales y sus inexplotados recursos. Lo que el CEMIDA ha denunciado sobre lo que ocurre actualmente con el ACUIFERO GUARANI puede ser un ejemplo, pero no el único. (Ver el documento sobre la Triple Frontera en
www.geocities.com/cemida_arg). También este caso puede ser tomado para establecer el principio de la unidad de los sistemas de defensa de los países de la región para la protección de sus patrimonios y no la propuesta de EE UU de unirnos para oponernos a quienes constituyen una amenaza a sus intereses o integran un incomprensible “Eje del Mal”.
Dejarnos imponer como nuestros a los principales enemigos del gobierno de Bush, y olvidar nuestras propias necesidades, será el camino más seguro para alcanzar el fracaso de esta Comisión.

CEMIDA (CENTRO DE MILITARES PARA LA DEMOCRACIA ARGENTINA)