Aprender a vender
En Colonia Alberdi, en Misiones, hace algunos años nadie quería
salir a vender lo que producía en sus chacras. "Había temor
a exponer la producción en una feria, y sobre todo había miedo
en las mujeres a no ser bien vistas, a enfrentarse con la sociedad", dice
Susana Benedetti, de 52 años, pequeña productora de la zona y
vieja militante del Movimiento Agrario de la provincia, detenida siete años
y medio durante la dictadura militar por su pertenencia, también en la
iglesia del tercer mundo. Susana cuenta que la crisis económica de los
últimos años llevó a campesinas y campesinos a echar mano
a todos los recursos. "La primera feria se armó en Oberá
y actualmente hay otras en más de 32 localidades misioneras, algunos
incluso abastecen a comedores escolares", señala. Susana, una mujer
robusta, de pelo corto rubión y anteojos con marco dorado, es hija de
agricultores italianos inmigrantes y tiene 14 hermanos. Es entrerriana, pero
fue a parar a tierra misionera "por cuestiones de amores", recuerda.
"Ahora estoy separada y tengo mi propia chacra. Produzco yerba, hortalizas,
mandioca, tengo pollos y elaboro lácteos. Vendo en la feria franca",
detalla. De todos modos, dice que tiene mucha energía puesta en el movimiento
campesino y en el trabajo con las mujeres puntualmente. "Estamos tratando
de frenar los desalojos, que han sido muy fuertes sobre todo en la zona de El
Soberbio y han afectado a las comunidades aborígenes cercanas a Iguazú.
Por otro lado, es gravísima la contaminación y las consecuencias
para la salud. En Misiones la gente toma agua de la vertiente contaminada por
insecticidas y herbicidas. Estamos detectando innumerables casos de malformaciones
y cada vez más de leucemia que, al parecer, están relacionados
con eso", puntualiza. Susana tiene, además, una fuerte apuesta para
conseguir, como mujer campesina, un seguro social y una jubilación