Presidente Duhalde: ¿nos está anunciando otro 26 de junio?
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Tras las movilizaciones y piquetes que recrudecieron en los últimos días, el Presidente Duhalde retomó el tono amenazante para referirise a las luchas sociales: "Les exigimos (a los piqueteros) saber que es momento de pensar en otra forma de manifestarse", dijo el martes pasado respecto a las marchas, piquetes y cortes de ruta que se avecinan. Agregó que "esta forma que tienen de reclamar perjudica a otros sectores que también quieren trabajar y movilizarse". Ayer miércoles, se sumó al coro descalificador la ministro de Trabajo Camaño que dijo que lo que estamos haciendo es "apretar para conseguir cupos de beneficiarios y le cobran a los pobres".
Este clima de amenazas, descalificaciones y mentiras ya lo vivimos, hace algo más de siete meses: fue el 7 de junio, dos semanas antes de los fusilamientos de Avellaneda, cuando el presidente Duhalde, al igual que ahora, en conferencia de prensa amenazó con que los cortes de ruta "no podían permitirse más", y su secretario de seguridad Juan José Alvarez (responsable directo del accionar conjunto de las cuatro fuerzas de seguridad, y "premiado" con el ascenso a Ministro después de los asesinatos de Maxi y Darío) aclaró que evitar los bloqueos no respondía a una línea "dura ni blanda, sino a una decisión política". También en aquel entonces los ministros se sumaron al coro de mentiras y descalificaciones sobre los movimientos en lucha después de las palabras del Presidente: basta recordar las declaraciones de Atanasof y Matzkin diciendo que queríamos "derrocar el orden constituído" y que no buscábamos una negociación, porque los que se manifestaron "no eran los de siempre, eran otros, que iban dispuestos a combatir".
Aquella ofensiva política del gobierno empezó con amenazas y mentiras, como ahora, y siguió con las balas asesinas de Fanchiotti, más de cuarenta heridos por balas de plomo, y dos jóvenes asesinados, cifra que podría haber ascendido a 11 si tenemos en cuenta las personas que recibieron balazos en zonas vitales como el pecho o la cabeza. Como demostramos con las denuncias que realizamos desde el MTD Anibal Verón y los abogados de Correpi, la correspondencia entre el discurso político y el accionar represivo fue total, y las llamadas de Fanchiotti al despacho de Oscar Rodriguez, amigo personal de Duhalde en la SIDE durante la misma tarde de la masacre, confirman la responsabilidad política del Gobierno que siempre denunciamos.
Pero las amenazas que escuchamos estos días no son el único punto de coincidencia con los hechos del 26 de junio. Previo a aquella trágica fecha, el presidente Duhalde expresaba también su preocupación por mostrarse "confiable" ante el FMI que le retaceaba la firma del ansiado acuerdo. Para congraciarse con los acreedores del Norte el Presidente decidió dar rienda suelta a quienes en su propio gabinete le recomendaban "mano dura", así el Fondo lo reconocería como un gobierno "fuerte". Jauqeado nuevamente por la protesta social después de los asesinatos, el fracaso de la "Operación Avellaneda" fue también el fracaso del intento del gobierno por "disciplinar" el conflicto social, y, de la mano de ésto, el fracaso de la posibilidad de acuerdo con el Fondo.
Hoy el acuerdo está firmado, aunque el gobierno se averguence del contenido y trate de ocultar la Carta de intención, donde se compromete servilmente a lo de siempre, más ajuste y beneficios al capital financiero. ¿Será parte de un acuerdo no escrito la exigencia de intentar nuevamente "frenar" el conflicto social, en un contexto latinoamericano de inestabilidad para los inetereses norteamericanos? ¿Acaso se habrán repartido las tareas, y los organismos internacionales se ofrecen a mandar recursos y monitoriar los planes sociales mientras el gobierno busca "disciplinar" el conflicto social? ¿Acaso no son los mismos intereses norteamericanos que estuvieron detrás del golpe de Estado en Venezuela, la represión a los campesinos indígenas en Bolivia que ya deja más de 20 muertos en los últimos días, la intervención militar directa en Colombia, los que también están detrás de las presiones por que en Argentina se "reestablezca el orden y se acaben los piquetes"?
Después del 26 de junio, repudiado por la sociedad tras la represión y los asesinatos, el gobierno nacional se cuidó de no atacar frontalmente al movimiento popular. Incluso los días previos al 20 de diciembre, otra vez asustado, el presidente reconoció la "legitimidad de los movimientos piqueteros". Aunque la reacción en los distritos controlados por el duhaldismo ante el creciente prestigio de los movimientos piqueteros y asamblearios que pregonamos dignidad en contraste con la resignación y la miseria que ofrece el PJ, no se hizo esperar: la represión paraestatal por medio de golpizas, balazos y hasta secuestros de militantes populares nunca cesaron desde que Duhalde asumió el Gobierno.
A pesar de eso, a pesar de las amenazas del Presidente y la Ministro de Trabajo, a pesar de los fusilamientos del 26 de junio, no van a detener nuestras luchas, por una simple razón: con sus políticas de gobierno siguen sembrando privilegios para pocos y hambre y muerte para muchos, siguen degradando la vida humana, sometiendo al pueblo y conviritiendo la política en una mugre de intereses personales y ambiciones de poder. Por eso miente también el presidente (y quiere aplicarnos su misma lógica política especulativa) cuando dice que "las movilizaciones piqueteras tienen intereses electorales". Los 17 movimientos de base que integramos el MTD Anibal Verón, al igual que muchos otros sectores piqueteros y asamblearios, no participamos del proceso electoral, ni de éste ni de los anteriores, porque entendemos que es tal la distancia entre las instituciones, la clase política y su falta de ética y moral por un lado, y los valores de compromiso, solidaridad y verdadera democracia que expresamos en nuestros movimientos por el otro, que nada tenemos que ver (ni queremos tenerlo) con el conjunto de esta institucionalidad decayente, sino que queremos contruir una sociedad radicalmente distinta donde no sea "allá arriba", en bancas alejadas del pueblo y de la realidad, donde se decidan nuestros destinos.
Ante tanta necesidad ignorada, ante tanto gobierno sometido a los poderosos y soberbio con el pueblo, ante tanta mentira nos rebelamos, como siempre el pueblo lo hizo contra los opresores. Pero como también nos demostraron el 26 de junio, sabemos que no tienen escrúpulos y están dispuestos a apelar a la represión y la muerte de la misma forma que apelan hoy a la mentira y la difamación. Por eso queremos dejar en claro ante el conjunto de la sociedad, los reclamos tras los cuales decenas de miles de trabajadores desocupados nos volcaremos a las calles y a las rutas en los próximos días:
- Por la reincorporación de los beneficiarios arbitrariamente dados de baja (125.000) del Plan Jefas y Jefes de Hogar.
- Por la incorporación de los desocupados que no disponen del subsidio cuando por ley les corresponde y el Gobierno se los niega.
- Por el aumento del monto de los planes de empleo a 300 pesos y el aumento de salario de los trabajadores, para recuperar el poder adquisitivo perdido por las medidas económicas del Gobierno.
- Por la duplicación de las partidas alimentarias para los comedores populares autoorganizados en nuestros barrios.
- En contra de las exigencias del FMI, la suba de las tarifas públicas y el aumento de los servicios que sólo benefician a las empresas privatizadas. Y el destino de los recursos que se destinan al pago de la deuda externa a Salud, Educación y Viviendas Populares.
- Por el castigo a los responsables ideológicos, políticos y materiales de los fusilamientos de Maxi y Darío el 26 de junio en Avellaneda, empezando por el Presidente Duhalde.
Al igual que el 20 de diciembre ultimo, ya se iniciaron las gestiones con organismos nacionales e internacionales de Derechos Humanos para que intimen al Gobierno a abstenerse de reprimir.
Aunque lo mejor sería que el Gobierno retroceda en su agresividad hacia quienes luchamos por trabajo, dignidad y un cambio social, reconozca los derechos elementales que estarán en el reclamo de cientos de miles de compatriotas, y se eviten las "tensas jornadas de lucha". De no ser así, por el futuro de nuestros pibes, por las necesidades cotidianas en nuestras casas, por la dignidad que heredamos de nuestros antepasados, por la memoria de nuestros compañeros caídos, estaremos y nos mantendremos en pie de lucha. Y no habrá "Duhaldes" ni "Fanchiottis" que nos detengan.