Crisis política fragmenta partidos tradicionales de Argentina
EFE 29 de Diciembre, 2002
La crisis de representación política en Argentina, a cuatro meses de las elecciones presidenciales, ha llevado a los dos principales partidos, el gobernante Justicialista (peronista) y la Unión Cívica Radical, al borde de la escisión.
Esas agrupaciones, que se han alternado en el poder en las últimas dos décadas, se encuentran sumidas pugnas intestinas para designar a sus respectivos candidatos para los comicios presidenciales del 27 de abril, con una eventual segunda vuelta el 18 de mayo.
"El peronismo está fragmentado y con riesgo de quebrarse. Hay que ver cómo se evita una ruptura real", admitió hoy el presidente del país, Eduardo Duhalde, al referirse a las primarias de su partido, donde tres dirigentes, entre ellos el ex jefe de Estado Carlos Menem, han postulado para la presidencia del país.
Por el lado del centenario partido Unión Cívica Radical la situación no es mejor.
Las primarias de hace dos semanas entre el senador Rodolfo Terragno y el diputado Leopoldo Moreau han terminado en la justicia debido a las denuncias de fraude que cruzaron los dos contendientes.
Los radicales, que arrastran el fracaso del Gobierno de la Alianza (1999-2001), han sufrido en su historia numerosas fracturas y la última se produjo el año pasado cuando la diputada Elisa Carrió lanzó su candidatura y creó el partido Alternativa para una República de Iguales.
El descrédito de los dos partidos mayoritarios, que alcanza también al resto de las fuerzas políticas, se refleja en las periódicas encuestas sobre intención de voto, donde ninguno de los candidatos presidenciales en danza alcanza el 20 por ciento de las preferencias del electorado.
Esos sondeos también muestran un constante crecimiento del escepticismo de la ciudadanía, pues la suma de los indecisos y de quienes no piensan votar, votarán en blanco o bien harán anular su sufragio supera con creces el porcentaje del postulante presidencial mejor posicionado.
La población culpa a todos los políticos, casi sin excepción, de la profunda crisis que Argentina arrastra desde hace cuatro años y medio, pues el reclamo de que "se vayan todos" se ha convertido en el único punto en común de las continúas protestas callejeras de los distintos sectores sociales.
Duhalde, quien ha reiterado que no se piensa postular para las elecciones de abril, aunque varios dirigentes peronistas y miembros de su Gobierno sostienen públicamente que sería el candidato "ideal", está enfrentado con Menem, de quien fue su vicepresidente entre 1989 y 1991.
"Hemos tenido muchas peleas, mucho antagonismo. Tenemos mucha cicatrices", agregó el presidente del país en una entrevista que publica hoy el diario "Clarín", de Buenos Aires, y en la cual se explayó sobre su disputa con Menem por la definición del candidato presidencial del peronismo.
Además de Menem, han lanzado su postulación por el peronismo el gobernador de la provincia de Santa Cruz, Néstor Kirchner, y Adolfo Rodríguez Saá, presidente del país una semana tras la crisis de diciembre del año pasado que forzó la renuncia el entonces jefe de Estado, Fernando De la Rúa. Esos tres candidatos consideran que el peronismo debe elegir a su candidato presidencial en comicios internos, pero Duhalde, quien controla el congreso del partido, el máximo organismo de conducción, desea evitar las primarias y que todos compitan por igual en las elecciones del 27 de abril.
Ello obligaría a modificar la ley electoral para que un partido pueda presentar más de un candidato en los comicios generales, pero las divisiones del peronismo en el Parlamento auguran pocas probabilidades de concretar una reforma de esa naturaleza.
Menem y Rodríguez Saá anunciaron que, en caso de no hacerse las primarias en el peronismo, se presentarán como candidatos de algún otro partido, algo común en la política Argentina, donde la historia registra varios casos de venta al mejor postor de los sellos de agrupaciones minoritarias.