VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Argentina: La lucha continúa

Cartografía de las asambleas barriales con asistencia social

Mabel Bellucci
bellucci@mail.retina.ar

Buena parte de las asambleas barriales de Buenos Aires están organizando emprendimientos de asistencia social a través de ollas populares, merenderos, bolsones de comida y comederos. Esta fase actual deviene como factor de primer orden, direccionada a apaliar la pobreza extrema creciente que recorre por las noches, las calles porteñas.

A lo largo de su trayectoria, el movimiento asambleario entró en coalición con otros frentes políticos - fábricas y establecimientos autogestionados por obreros ; movimiento piquetero ; estudiantil y ahorrista ; entre otros tantos-. Pese, a su espíritu expansivo y multiplicador, pendía aún vincularse con un nuevo colectivo que se desplazaba de manera silenciosa revolviendo basura y juntando cartones a espaldas de las asambleas en tanto que, simultáneamente, compartían el mismo espacio urbano. Pasada la exaltación del febril verano de 2002, determinadas variables del escenario macropolítico no resultaron menores a la hora de analizar el presente de las asambleas. Estas mismas al reflejar la dimensión del conflicto social y político atravesaron momentos oscilantes. Así, la baja del grado de protestas incidió sobre su dinámica sin desconocer que su pliegue hacia adentro también podría responder a un proceso de mayor necesidad organizativa. Así,comenzaron a transitar un cierto repliegue en su visibilidad pública, con una deserción significativa de sus integrantes y también el abandono de los lugares abiertos para refugiarse ante la llegada del invierno. Los motivos que llevaron a este punto fueron múltiples y entrecruzados y no siempre se aglutinaron bajo un común denominador ya que los perfiles específicos de cada barrio marcaron la confrontación de sus propios límites. Lo que sí recorrió como un fantasma a estas formaciones vecinales, fue la política de intervención abierta por parte del gobierno de Buenos Aires al intentar implicarlas en su proyecto del presupuesto participativo y en los CGP (Centros de Gestión y Participación). Era previsible que con las opciones presentadas entre estar afuera o adentro, se buscaba generar un clima de tironeo y desgaste y provocar deliberadamente un debilitamiento de sus fuerzas que se expresaron en estallidos y divisiones. A la vez, los partidos de izquierdas tradicionales se fueron retirando de muchas de ellas para volcarse de lleno hacia piqueteros y estudiantes universitarios así como centrar su mirada en el rodeo electoral. Es posible que esta situación haya aquietado la confrontación política que dinamizaba el debate en las asambleas ; por más que estas mismas organizaciones, en un pasado reciente, provocaron irresponsablemente fuertes fisuras y rupturas en el interior de dicho movimiento. De alguna manera, la crisis de Autodeterminación y Libertad- espacio político nacido al calor del 19 y 20 y consustanciado con las premisas fundacionales de la horizontalidad y la democracia directa- podría entenderse a la luz del reflujo asambleario. Aquellas asambleas que no concretaron proyectos de más largo alcance, tal como fue la recuperación de locales abandonados, les quedaban dos caminos : desaparecer o desenvestir su sentido. Un número cuantioso eligió esta última opción : armar, con sus más y sus menos, estrategias asistenciales con los riesgos que ello implicaría de instalar viejas modalidades junto con nuevas prácticas. En esta dirección, se podría caer muchas veces de manera involuntaria, en replicar modos tradicionales de atención a los sectores marginales como los utilizados por parte del estado ; la iglesia y del peronismo. En la argentina actual, la dirigencia política comprueba que la vasta estructura y la red social de la iglesia puede competir con el viejo orden keynesiano, en cuanto a su carácter benefactor hacia los grupos más desposeídos. La jerarquía católica cuenta con la seguridad de que su presencia es requerida por amplios sectores de la población y , a su vez, esgrime ser una de las pocas instituciones que mantiene un alto perfil frente a la ciudadanía. Por ésto- y por otras tantas razones- esta institución religiosa pretende ser representante del conjunto de la sociedad y legitima su poder al autorreferenciarse como una corporación que dispone de un plusvalor a diferencia de las otras. Así, se arma un juego tensionante entre la iglesia que golpea y los gobiernos de turno que negocian, todos inquietos por los cuestionamientos de los obispos contra el plan económico y sus secuelas sociales. En tanto las cúpulas partidarias del peronismo al perder estrepitosamente su densidad social, desplazada hacia los frentes piqueteros quienes disponen de una estrecha vinculación con agrupaciones del amplio espectro de la izquierda, se fue integrando al incipiente y disperso movimiento de cartoneros. A mi entender, las asambleas que atraviesan esta experiencia se encuentran ante un gran desafío : devenir el asistencialismo en un espacio de participación, contención y resistencia activa para que las condiciones materiales de la vida no se transformen en el único eje motivador de ese emprendimiento que si bien es necesario pero no suficiente. Ese devenir significaría poner palabra a la acción, inscribirla en el territorio político. Si las asambleas sólo se circunscribe a la propuesta asistencial quedarían entrampadas en una suerte de maternalización de la política o feminización clásica de la política. La división sexual del trabajo y el modelo de familia patriarcal conlleva obligaciones consigo. Las mujeres en su condición biológica de madres - territorio vivido como propio que brinda un fuerte sentimiento de pertenencia y una identidad subjetiva y social- desplazan esa función a los lugares destinados al cuidado de las franjas más vulnerables y necesitadas de la sociedad. Al enfrentarse con situaciones donde la puesta a intervenciones benéficas es central, su saber cotidiano y su vivencialidad privada de la maternidad juegan como caudales íntimos que serán aplicados en escenarios colectivos dirigidos a cumplir sólo con dichos fines. Por último, un dato que no puede soslayarse es la significativa participación femenina en estos nuevos emprendimientos, en los que se imponen replicar los roles más tradicionales de las mujeres, esos mismos que tuvieron oportunidad de flexibilizarse durante el momento de mayor protagonismo público de las asambleas.